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jueves, 29 de abril de 2010

¿Por qué CHURUATICA?

No se si alguno de mis lectores (ahh!, suena sabroso decirlo asi) se ha hecho la pregunta.

¿Qué carajos significa CHURUATICA?, ¿Por qué ese dominio?

Y me voy a permitir una confesión intima con Uds.

Para los amigos mas íntimos, mas allegados y para algunos familiares no es un secreto que yo estuve viviendo 5 años de mi vida en Ciudad Bolívar.

Mi padre, separado de mi madre desde hacía un bojote de tiempo, se fue a hacer vida en aquella pujante zona del país. Allí trabajó de taxista, barman, chófer de camión, portero de burdel, mesonero y hasta de garimpeiro (minero). Por esas raras vueltas que da la vida, conoció a un portugués dueño de una Churuata, en la cual funcionaba un restaurante con ese nombre: Restaurante "La Churuata".




Esto era en Las Claritas, selva adentro!, cerquitica de La Gran Sabana, del Salto Ángel y de toda esa maravilla natural única en el mundo.

La cosa fue, que por cuestiones del destino, ese portugués le ofreció a mi papá quedarse con el restaurante en alquiler. Y allí comenzó la historia. Ese lugar creció de tal manera que contaba con helipuerto, estacionamiento para muuuuchos carros, hotel, pool, discoteka y el restaurante. Yo lo visité una vez en mi pre adolescencia y lo recuerdo como un sitio donde prevalecía la ley del mas fuerte (o el mas rico...) y allí aplicaba mi papá. Él se hizo un nombre muy famoso y conocido en la zona, tanto por la Guardia Nacional, como por los mineros, brasileros, turistas, y gente de toda la región; hasta Puerto Ordáz, Ciudad Bolivar, Upata, Tumeremo, Guasipati, etc.

Luego, como todo, la explotación minera en la zona decayó mucho y mi papá decidió salir de la selva y en Ciudad Bolívar siguió con su estilo de vida: negocios, restaurante, tasca, pool, etc.

Fué alli donde yo tuve la oportunidad de convivir con él y su peculiar estilo de vida.

Todo el mundo lo conocía como Pedro Churuata o Don Pedro Churuata. Y a mi? me decían "Churuatica"... y yo DETESTABA ese seudónimo!!! Me avergonzaba delante de la gente y los amigos. Pero sobreviví a el.

Y después, con el tiempo me vine de aquella zona, y volví a Caracas. Ya mi papá no está entre nosotros, pero me dejó muchos gratos (y otros no tanto) recuerdos, experiencias y vivencias.

Después, a medida que maduraba, fui entendiendo muchas cosas que la inexperiencia propia de la juventud no nos deja ver.

Hoy en día, siento que le agradezco mucho; y lamento que el tiempo haya sido tan corto.

Churuatica por ti, papá... donde quiera que estés.

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