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sábado, 26 de julio de 2014

El Carrusel del Diablo (2da parte)


Hoy continúo con la 2ª y última parte de mi recorrido virtual por el “Carrusel del Diablo”. Si quieres leer la primera parte de este crudo reportaje, dale clic aquí: 1ra PARTE. Sigamos viendo lo que son las normas dentro de ese ridículo Instituto del Estado.

¿Eres lo que escuchas?

Este post lo tuve mucho tiempo en borrador. Siempre le daba muchas vueltas, pero nunca le daba una forma definitiva. Ya es hora de que lo lean.

A los seres humanos nos encanta etiquetar todo. A todo le colocamos un adjetivo para clasificarlo en nuestras particulares “listas mentales”, morales o simplemente “listas sociales” de lo que creemos o no que está bien. ¡Es que nos encanta jugar a ser jueces! Y, obviamente, a tener la razón.

Tanto es así lo de “etiquetar todo” (hasta a las personas), que Internet, y particularmente las redes sociales y los blogs, han puesto más “de moda” eso de “etiquetar”.

A todo lo englobamos dentro de algo, dentro de un grupo, dentro de una lista, dentro de un tema, dentro de un hashtag. Y si tenemos prejuicios para con ese “grupo”, es peor la cosa. Más rápido etiquetamos, señalamos y segregamos a los que “pensamos” que no son “normales” como nosotros. Y es que las etiquetas pueden obedecer a infinitas razones, a saber: por política, por religión, por idioma, por equipo deportivo, por color de piel, por nacionalidad, por tribu urbana y por allí sigue la lista…

lunes, 14 de julio de 2014

El Carrusel del Diablo (1ra parte)

Hace algún tiempo escribí un post acerca de lo traumático que se ha vuelto hoy día tener que usar el servicio del Metro de Caracas. Puedes recordar ese post AQUÍ. Y esta vez le tocó el turno al IFE, o Instituto de Ferrocarril del Estado.


Si eres usuario frecuente del ferrocarril que une a Caracas con los Valles del Tuy, este post te encantará. Pero por el contrario, si no lo eres, este post te servirá de gran ayuda para pensarlo mejor el día que desdichadamente tengas que montarte en ese “Carrusel del Diablo”, como cariñosamente lo he bautizado yo. Coje dato de lo que aquí leerás.