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sábado, 29 de agosto de 2015

Mi odisea socialista por un PC

 Nunca pensé que escribiría esto. De hecho me dije que lo escribiría, después me dije que no… pero escribir mi anterior post y ver la situación cada vez peor en la que estamos en Venezuela me hizo decidirme de una vez por todas a relatar algo que me sucedió hace un año y que muy pocas personas que me conocen saben.

Les relataré aquí mi odisea para hacerme con una computadora de esas VIT (Venezolana de Industria Tecnológica), las que tanto cacarea el gobierno de ser “un beneficio”, “un regalo”, “una bendición de Chávez y de Dios” para este oprimido pueblo. ¡Oprimidos mis cojones!

Pero no nos adelantemos. Vamos paso a paso. Las mentaderas de madre las leerán más adelante.

Como algunos de ustedes sabrán, yo trabajo con tecnología e Internet. Mi trabajo en el área de asesorías en Social Media, así como otros emprendimientos que tengo online requieren que esté conectado 24/7, por lo cual necesito de un PC y conexión a Internet estable para poder trabajar. Así como un taxista requiere de su carro, un carpintero de madera, martillo y clavos, yo requiero de tecnología para “llevar el pan a mi boca”, si prefieren leerlo de una manera adornada y come flor.

Gracias a la (in)eficiencia eléctrica de este gobierno, el año pasado mi viejo PC (un viejo pero fiel dual core), se dañó debido a los constantes apagones y caídas de tensión que sufren nuestros equipos eléctricos. Por más protector, regulador y UPS que usemos, la electricidad en el país funciona tan mal que se te dañan los equipos, quieras o no. Hay que encomendarse al Negro Primero, y a Satanás después, para que no se te quemen tus equipos electrónicos. Es así. Y no es culpa de Obama ni de la CIA. No.

Bueno, se me dañó mi PC, y tuve que empezar a buscar para comprarme uno nuevo. ¿Qué pasó? Que los precios ya el año pasado estaban por las nubes, apenas con un dólar paralelo a 200 bolos. Y evidentemente que no tenía los 30 mil que ya costaba para ese momento un PC equivalente al que se me dañó. Y de paso, tenía compromisos con las redes sociales de varios clientes que no podía dejar de cumplir.

¿La solución? Trabajar en un cyber café mientras conseguía el nuevo PC. Mientras un milagro ocurría. Pero los milagros no existen. Y era más lo que gastaba en pasaje y cyber café que lo que ganaba por mi trabajo.

En esa búsqueda desesperada llegó a mis oídos eso de las “computadoras chavistas”. “Anda al Bicentenario de Plaza Venezuela, que allá venden los equipos bien baratos”, me dijeron.

Soy enemigo de todo lo que huela a chavista, pero necesitaba mi PC. Así que con mi pareja fuimos a averiguar cómo era ese asunto de las “computadoras baratas”.


Al llegar al Bicentenario ya mencionado (antiguo Éxito, expropiado por el Socialismo ineficiente del siglo XXI), nos conseguimos con un despelote: una cola kilométrica de un lado para entrar a comprar comida, y otra cola de otro lado, más larga todavía, para comprar computadoras, laptops y teléfonos.

Mi pareja y yo nos vimos las caras y nos consolamos mutuamente: bueno, hagamos un ratico la cola. De repente corre rápido o nos dan un número para que vengamos otro día. ¡ERROR!

Al meternos en la cola nos dimos cuenta de cómo era la vaina. Un grupito de “malvivientes X en la vida” tenían una lista (hecha por ellos mismos), en la que anotaban a las personas en el orden en que estaban en la cola. Mi pareja y yo teníamos el 464 y 465 respectivamente. Y nos dijeron que diariamente vendían 20 equipos. Es decir, no hay que ser un genio para entender que con ese número, nos tardaríamos más de 20 días para comprar.


¡Maldito hijo de puta Chávez, aún muerto sigues jodiendo!, pensé.

¿Hacemos esta asquerosa cola? Nos preguntamos…

Hagámosla sólo hoy… y veamos cómo es el proceso de venta…

Bueno, resulta que nos dimos cuenta que el chanchullo del grupito que tenía la famosa lista era que ellos estaban ahí vendiendo los cupos o puestos de la cola. Yo me di cuenta y tuve que sacar mi clase. Me ofrecí para ayudar a escribir la lista (porque todos los días la reescribían, y los estúpidos del chanchullo ni eso sabían hacer). Y así fue. Mi pareja y yo la reescribimos.

Luego de 4 horas ese día en la cola ya todo el mundo sabía que la lista la teníamos nosotros. Que nosotros éramos los que anotábamos. Y así, sin querer, pero buscando la manera de comprar rápido e irnos de allí, nos apoderamos de la lista.

Como a las 6 de la tarde (uno pasaba todo el día allí), se le dijo a la gente que debía estar al otro día a las 7 am, para pasar lista y dejar pasar a comprar a los primeros 20. El que no estuviera, se borraba de la lista y así uno avanzaba.

Nos dijimos mi pareja y yo: Bueno, ya tenemos la lista. Seguro mañana no viene mucha gente y nosotros avanzamos un poquito. Vamos a venir mañana de nuevo. ¡OTRO ERROR!

Y así, mis queridos amigos, nos echamos mes y pico. Casi 40 días. Haciendo cola, yendo y viniendo, anotando, pasando lista, reescribiendo…

Pero sigan leyendo, que esta increíble aventura del socialismo tiene más detalles.


Se pasaba lista a las 7 am y a las 7 pm. El que no estaba presente, se borraba. Había gente que dormía en la acera, afuera del Bicentenario. Y otros, salíamos de nuestra casa a las 3 am para poder estar en el sitio a la hora y echarnos allí todo el día.

Nos dimos cuenta que no vendían todos los días. O sí, sí vendían, pero veíamos que llegaba gente que nunca estaba en la cola y compraba. Cuando íbamos a preguntar quiénes eran esas personas o por qué no habían vendido las 20 correspondientes del día, nos decían que no había, que esas entregas eran viejas, que eran cambios, que era servicio técnico, o “que el Ministro no había dado la orden de vender”. Otros días nos decían que no tenían sistema, que Maduro amaneció con gripe, que Cilia con la regla, que hacía mucho frío, o mucho calor. ¡Puro chanchullo! Cualquier maldita excusa inventaban para no vendernos. ¡Y la gente arrecha! Y nosotros con la lista. Ya estábamos en el puesto 90.

Los días pasaban… y nada…

Nos dijimos: o compramos aquí o no compraremos nunca. Los precios realmente eran y hoy día son más inaccesibles. ¡No nos vamos de esta mierda sin nuestros equipos! Esta vaina no nos las están regalando. ¡Las vamos a pagar! ¡De aquí no nos vamos!

Pero era arrecho. Todo el día en una acera, en la calle. Sin trabajar, viendo y oyendo malvivientes, viendo peleas, viendo trampas, a policías y guardias corruptos vendiendo los puestos de la cola para dejar pasar a comprar comida. Vimos cómo sacaban comida por unas puertas laterales o por el estacionamiento del Bicentenario. En fin, todos los chanchullos que te imagines los hay allí. Vimos cómo hay gente que se inventa cualquier cosa por plata. Venden comida, agua, jugo, refresco, hielo, alquilan banquitos, cuidan carros, venden cartón, venden de todo. Todo es un negocio.

De hecho, a nosotros todos los días nos ofrecían plata por ponerlos de primeros en la cola. Los policías nos amenazaban y todo. Nos apoderamos de la lista y sacamos a los chanchulleros. Me ofrecieron coñazo, cuchillo y tiros. Pero así como conseguimos personas que nos querían matar, conseguimos otros que nos defendían. Mi pareja y yo ya eramos como unos pseudo pranes. A veces hasta nos brindaban un jugo o una arepa, con tal de ganarse nuestro “favor”.

¿Y les digo la verdad? Nosotros no aceptamos sobornos de nadie, ni coleamos a nadie, ni nos coleamos nosotros. Hicimos las cosas como debían hacerse: por orden de llegada, transparente y legal. Lamentablemente. Pero así lo hicimos. Me crean o no. Y fue duro, ¡muy duro!

Por eso creo que nos tardamos tanto. Por tratar de hacer las vainas legalmente. Pero cuando haces las cosas legalmente, te ganas muchos enemigos.


Por cierto, en esos 40 días vendieron computadoras sólo 3 veces. ¡Imagínense eso! La lista ya iba por las 700 personas. Mucha gente de los primeros puestos se cansaba y se iba. Y nosotros íbamos subiendo. Ya estábamos por los números 50… y así se nos iban los días: sin trabajar, todo el día en ese suplicio. Ya yo hablaba como un preso. Y andaba todo el día OSTINAO’.

Un día decidimos ir al IPSFA de los Próceres, pues nos dijeron que vendían 100 equipos diarios y era más rápido. Allá había 2 listas, una de chavistas y otra de opositores. Una con 800 personas, otra con 900. Y llegamos en pleno peo, gritaderas, mentaderas de madre y chanchullos. Nos dijimos: ¡Qué va! Sigamos en Plaza Venezuela.

En la cola había gente de San Cristóbal, de Valencia, de Maturín, de Cuba, de Colombia, de Haití. En fin. Conocimos y tratamos con muchas personas. Vimos historias desgarradoras de miseria, hampa, gente ignorante engañada por el gobierno, viejitos, gente con cáncer, gente matándose por 2 pollos, gente brincando la reja para entrar al Bicentenario, robos de carros y gente arrecha con este peo, pero de la boca pa’ fuera. Hasta nos hicimos amigos de los Bomberos que están detrás del Bicentenario, pues había varios en la cola, y ellos amablemente nos permitían sus instalaciones para sentarnos, comer algo o cubrirnos del sol. Hubo gente que durmió allí y todo. Nosotros no.

Y así, fuimos subiendo en la cola. Ya estábamos en los primeros 10 puestos.

Hasta nos enteramos de que el guiso principal, la mafia con la escasez de estas computadoras está en la ensambladora, en Punto Fijo. Desde allá mismo las sacan y las revenden. Busquen en Internet y vean. Cuando compras te dicen que sólo puedes comprar una de escritorio y una portátil por año, pero en internet ves gente que dice que vende lotes de varias máquinas. ¿Quién controla esa mafia? ¿Culpa de la rancia derecha o de la cómplice izquierda?

El proceso de compra es sumamente complicado. Una cola para dar tu cédula. Luego otra cola para pedir el equipo, una cola para pagarlo y otra cola para retirarlo. Y de paso, los empleados de allí te tratan como a una basura. ¡Qué cagada de servicio!

El día que pasamos a comprar, nos echamos sólo un día en pasar, pedir, pagar y retirar.

¿Eficiencia o nada? ¿Vivir viviendo? ¿Amor mayor? ¿Soberanía? ¿Segunda independencia? ¡Coño de su madre Chávez, Maduro, Diosdado, Cilia, Jorge Rodríguez y todo su combo!

Y hablando de los equipos como tal, debo decirles que son muy buenos. Con la marca VIT pegada por todos lados, pero es hardware Lenovo, procesador Intel i7, disco duro de 1TB, 4 GB de RAM, monitor de 21". Equipos eficientes y más que suficientes para una persona que trabaja en mi área. 


Un año después, todavía recuerdo esa mala experiencia, tenemos nuestras dos computadoras (una de escritorio y una portátil) y conservamos amistad y contacto por Facebook con algunas personas que compraron con nosotros y vivieron ese calvario. No todos eran un asco de gente. Sólo el 90% de los presentes. Y creo que así en esa proporción también está el país.

Lo arrecho de todo esto es que esas penurias para comprar comida, computadoras, carro y casa se han duplicado… y por los vientos que soplan esto no mejorará. (Las elecciones de la Asamblea Nacional del 6D no las van perder los rojos, no sean ilusos).

Muchos chavistas que lean esto dirán: ¿Ves? ¡Te beneficias de este gobierno y hablas paja de él!

Y mi respuesta es: ¡Sí, mamawebo! Porque en ningún país del mundo te tardas un mes para comprar un artículo tan común como una computadora. Yo soy ciudadano de este país y se supone que debo tener CALIDAD DE VIDA. Se supone que debe haber de todo para todos, rápido, seguro y sencillo. Pero aquí es todo lo contrario.

Y es todo lo contrario porque estos becerros, ladrones, mal paridos que tú apoyas destruyeron el aparato productor del país, se robaron los reales y sembraron el odio y la ignorancia en marginales como tú. Y no me vengas con tu cuento de los bachaqueros, el imperio, Dólar Today, Obama y la guerra económica. Los bachaqueros son consecuencia de la escasez que creó el mismo gobierno con sus expropiaciones, el dólar paralelo es consecuencia de las malas decisiones en materia económica. Algo que un ignorante chavista NUNCA ENTENDERÁ (ni admitirá).

Además, NO ME LA REGALARON. ¡YO LA PAGUÉ! Con mi trabajo, independiente, por cierto. No pido que me den un carro, una casa o una bolsa de comida (como tú). Solo espero que haya de todo, para todos, como en la mentada 4ta República. ¿Se te olvidó?

Así que, pues, este post y muchos otros que han leído han sido escritos en mis computadoras socialistas.

Ojalá no les toque pasar por eso que nosotros vivimos.

¡Abre los ojos, Venezuela! ¡Despierta, ignorante chavista!

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