Nunca pensé
que escribiría esto. De hecho me dije que lo escribiría, después me dije que no…
pero escribir mi anterior post y ver la situación cada vez peor en la que
estamos en Venezuela me hizo decidirme de una vez por todas a relatar algo que
me sucedió hace un año y que muy pocas personas que me conocen saben.
Les relataré
aquí mi odisea para hacerme con una computadora de esas VIT (Venezolana de
Industria Tecnológica), las que tanto cacarea el gobierno de ser “un beneficio”,
“un regalo”, “una bendición de Chávez y de Dios” para este oprimido pueblo.
¡Oprimidos mis cojones!
Pero no nos
adelantemos. Vamos paso a paso. Las mentaderas de madre las leerán más
adelante.
Como algunos
de ustedes sabrán, yo trabajo con tecnología e Internet. Mi trabajo en el área
de asesorías en Social Media, así como otros emprendimientos que tengo online
requieren que esté conectado 24/7, por lo cual necesito de un PC y conexión a Internet estable para
poder trabajar. Así como un taxista requiere de su carro, un carpintero de
madera, martillo y clavos, yo requiero de tecnología para “llevar el pan a mi
boca”, si prefieren leerlo de una manera adornada y come flor.
Gracias a
la (in)eficiencia eléctrica de este gobierno, el año pasado mi viejo PC (un
viejo pero fiel dual core), se dañó debido a los constantes apagones y caídas
de tensión que sufren nuestros equipos eléctricos. Por más protector, regulador
y UPS que usemos, la electricidad en el país funciona tan mal que se te dañan
los equipos, quieras o no. Hay que encomendarse al Negro Primero, y a Satanás
después, para que no se te quemen tus equipos electrónicos. Es así. Y no es
culpa de Obama ni de la CIA. No.
Bueno, se me
dañó mi PC, y tuve que empezar a buscar para comprarme uno nuevo. ¿Qué pasó? Que
los precios ya el año pasado estaban por las nubes, apenas con un dólar paralelo
a 200 bolos. Y evidentemente que no tenía los 30 mil que ya costaba para ese
momento un PC equivalente al que se me dañó. Y de paso, tenía compromisos con
las redes sociales de varios clientes que no podía dejar de cumplir.
¿La
solución? Trabajar en un cyber café mientras conseguía el nuevo PC. Mientras un
milagro ocurría. Pero los milagros no existen. Y era más lo que gastaba en
pasaje y cyber café que lo que ganaba por mi trabajo.
En esa
búsqueda desesperada llegó a mis oídos eso de las “computadoras chavistas”. “Anda
al Bicentenario de Plaza Venezuela, que allá venden los equipos bien baratos”,
me dijeron.
Soy enemigo
de todo lo que huela a chavista, pero necesitaba mi PC. Así que con mi pareja
fuimos a averiguar cómo era ese asunto de las “computadoras baratas”.
Al llegar
al Bicentenario ya mencionado (antiguo Éxito, expropiado por el Socialismo
ineficiente del siglo XXI), nos conseguimos con un despelote: una cola
kilométrica de un lado para entrar a comprar comida, y otra cola de otro lado,
más larga todavía, para comprar computadoras, laptops y teléfonos.
Mi pareja y
yo nos vimos las caras y nos consolamos mutuamente: bueno, hagamos un ratico la
cola. De repente corre rápido o nos dan un número para que vengamos otro día.
¡ERROR!
Al meternos
en la cola nos dimos cuenta de cómo era la vaina. Un grupito de “malvivientes X
en la vida” tenían una lista (hecha por ellos mismos), en la que anotaban a las
personas en el orden en que estaban en la cola. Mi pareja y yo teníamos el 464
y 465 respectivamente. Y nos dijeron que diariamente vendían 20 equipos. Es decir,
no hay que ser un genio para entender que con ese número, nos tardaríamos más
de 20 días para comprar.
¡Maldito
hijo de puta Chávez, aún muerto sigues jodiendo!, pensé.
¿Hacemos
esta asquerosa cola? Nos preguntamos…
Hagámosla sólo
hoy… y veamos cómo es el proceso de venta…
Bueno,
resulta que nos dimos cuenta que el chanchullo del grupito que tenía la famosa
lista era que ellos estaban ahí vendiendo los cupos o puestos de la cola. Yo me
di cuenta y tuve que sacar mi clase. Me ofrecí para ayudar a escribir la lista
(porque todos los días la reescribían, y los estúpidos del chanchullo ni eso
sabían hacer). Y así fue. Mi pareja y yo la reescribimos.
Luego de 4
horas ese día en la cola ya todo el mundo sabía que la lista la teníamos nosotros. Que nosotros
éramos los que anotábamos. Y así, sin querer, pero buscando la manera de
comprar rápido e irnos de allí, nos apoderamos de la lista.
Como a las
6 de la tarde (uno pasaba todo el día allí), se le dijo a la gente que debía
estar al otro día a las 7 am, para pasar lista y dejar pasar a comprar a los primeros 20.
El que no estuviera, se borraba de la lista y así uno avanzaba.
Nos dijimos
mi pareja y yo: Bueno, ya tenemos la lista. Seguro mañana no viene mucha gente
y nosotros avanzamos un poquito. Vamos a venir mañana de nuevo. ¡OTRO ERROR!
Y así, mis
queridos amigos, nos echamos mes y pico. Casi 40 días. Haciendo cola, yendo y
viniendo, anotando, pasando lista, reescribiendo…
Pero sigan
leyendo, que esta increíble aventura del socialismo tiene más detalles.
Se pasaba
lista a las 7 am y a las 7 pm. El que no estaba presente, se borraba. Había gente
que dormía en la acera, afuera del Bicentenario. Y otros, salíamos de nuestra
casa a las 3 am para poder estar en el sitio a la hora y echarnos allí todo el
día.
Nos dimos
cuenta que no vendían todos los días. O sí, sí vendían, pero veíamos que
llegaba gente que nunca estaba en la cola y compraba. Cuando íbamos a preguntar
quiénes eran esas personas o por qué no habían vendido las 20 correspondientes
del día, nos decían que no había, que esas entregas eran viejas, que eran
cambios, que era servicio técnico, o “que el Ministro no había dado la orden de
vender”. Otros días nos decían que no tenían sistema, que Maduro amaneció con
gripe, que Cilia con la regla, que hacía mucho frío, o mucho calor. ¡Puro
chanchullo! Cualquier maldita excusa inventaban para no vendernos. ¡Y la gente
arrecha! Y nosotros con la lista. Ya estábamos en el puesto 90.
Los días
pasaban… y nada…
Nos dijimos:
o compramos aquí o no compraremos nunca. Los precios realmente eran y hoy día son
más inaccesibles. ¡No nos vamos de esta mierda sin nuestros equipos! Esta vaina
no nos las están regalando. ¡Las vamos a pagar! ¡De aquí no nos vamos!
Pero era
arrecho. Todo el día en una acera, en la calle. Sin trabajar, viendo y oyendo
malvivientes, viendo peleas, viendo trampas, a policías y guardias corruptos
vendiendo los puestos de la cola para dejar pasar a comprar comida. Vimos cómo
sacaban comida por unas puertas laterales o por el estacionamiento del
Bicentenario. En fin, todos los chanchullos que te imagines los hay allí. Vimos
cómo hay gente que se inventa cualquier cosa por plata. Venden comida, agua,
jugo, refresco, hielo, alquilan banquitos, cuidan carros, venden cartón, venden
de todo. Todo es un negocio.
De hecho, a
nosotros todos los días nos ofrecían plata por ponerlos de primeros en la cola.
Los policías nos amenazaban y todo. Nos apoderamos de la lista y sacamos a los
chanchulleros. Me ofrecieron coñazo, cuchillo y tiros. Pero así como
conseguimos personas que nos querían matar, conseguimos otros que nos
defendían. Mi pareja y yo ya eramos como unos pseudo pranes. A veces hasta nos
brindaban un jugo o una arepa, con tal de ganarse nuestro “favor”.
¿Y les digo
la verdad? Nosotros no aceptamos sobornos de nadie, ni coleamos a nadie, ni nos
coleamos nosotros. Hicimos las cosas como debían hacerse: por orden de llegada,
transparente y legal. Lamentablemente. Pero así lo hicimos. Me crean o no. Y
fue duro, ¡muy duro!
Por eso
creo que nos tardamos tanto. Por tratar de hacer las vainas legalmente. Pero cuando
haces las cosas legalmente, te ganas muchos enemigos.
Por cierto,
en esos 40 días vendieron computadoras sólo 3 veces. ¡Imagínense eso! La lista
ya iba por las 700 personas. Mucha gente de los primeros puestos se cansaba y
se iba. Y nosotros íbamos subiendo. Ya estábamos por los números 50… y así se
nos iban los días: sin trabajar, todo el día en ese suplicio. Ya yo hablaba
como un preso. Y andaba todo el día OSTINAO’.
Un día
decidimos ir al IPSFA de los Próceres, pues nos dijeron que vendían 100 equipos
diarios y era más rápido. Allá había 2 listas, una de chavistas y otra de
opositores. Una con 800 personas, otra con 900. Y llegamos en pleno peo,
gritaderas, mentaderas de madre y chanchullos. Nos dijimos: ¡Qué va! Sigamos en
Plaza Venezuela.
En la cola
había gente de San Cristóbal, de Valencia, de Maturín, de Cuba, de Colombia, de
Haití. En fin. Conocimos y tratamos con muchas personas. Vimos historias
desgarradoras de miseria, hampa, gente ignorante engañada por el gobierno, viejitos, gente con cáncer, gente
matándose por 2 pollos, gente brincando la reja para entrar al Bicentenario,
robos de carros y gente arrecha con este peo, pero de la boca pa’ fuera. Hasta nos
hicimos amigos de los Bomberos que están detrás del Bicentenario, pues había
varios en la cola, y ellos amablemente nos permitían sus instalaciones para
sentarnos, comer algo o cubrirnos del sol. Hubo gente que durmió allí y todo. Nosotros
no.
Y así,
fuimos subiendo en la cola. Ya estábamos en los primeros 10 puestos.
Hasta nos
enteramos de que el guiso principal, la mafia con la escasez de estas
computadoras está en la ensambladora, en Punto Fijo. Desde allá mismo las sacan
y las revenden. Busquen en Internet y vean. Cuando compras te dicen que sólo
puedes comprar una de escritorio y una portátil por año, pero en internet ves
gente que dice que vende lotes de varias máquinas. ¿Quién controla esa mafia? ¿Culpa
de la rancia derecha o de la cómplice izquierda?
El proceso
de compra es sumamente complicado. Una cola para dar tu cédula. Luego otra cola
para pedir el equipo, una cola para pagarlo y otra cola para retirarlo. Y de paso, los empleados de allí te tratan como a una basura. ¡Qué cagada de servicio!
El día que
pasamos a comprar, nos echamos sólo un día en pasar, pedir, pagar y retirar.
¿Eficiencia
o nada? ¿Vivir viviendo? ¿Amor mayor? ¿Soberanía? ¿Segunda independencia? ¡Coño
de su madre Chávez, Maduro, Diosdado, Cilia, Jorge Rodríguez y todo su combo!
Y hablando
de los equipos como tal, debo decirles que son muy buenos. Con la marca VIT
pegada por todos lados, pero es hardware Lenovo, procesador Intel i7, disco
duro de 1TB, 4 GB de RAM, monitor de 21". Equipos eficientes y más que suficientes para una
persona que trabaja en mi área.
Un año
después, todavía recuerdo esa mala experiencia, tenemos nuestras dos
computadoras (una de escritorio y una portátil) y conservamos amistad y contacto
por Facebook con algunas personas que compraron con nosotros y vivieron ese
calvario. No todos eran un asco de gente. Sólo el 90% de los presentes. Y creo que así en esa proporción también está el país.
Lo arrecho
de todo esto es que esas penurias para comprar comida, computadoras, carro y
casa se han duplicado… y por los vientos que soplan esto no mejorará. (Las
elecciones de la Asamblea Nacional del 6D no las van perder los rojos, no sean
ilusos).
Muchos chavistas
que lean esto dirán: ¿Ves? ¡Te beneficias de este gobierno y hablas paja de él!
Y mi
respuesta es: ¡Sí, mamawebo! Porque en ningún país del mundo te tardas un mes
para comprar un artículo tan común como una computadora. Yo soy ciudadano de
este país y se supone que debo tener CALIDAD DE VIDA. Se supone que debe haber
de todo para todos, rápido, seguro y sencillo. Pero aquí es todo lo contrario.
Y es todo
lo contrario porque estos becerros, ladrones, mal paridos que tú apoyas
destruyeron el aparato productor del país, se robaron los reales y sembraron el
odio y la ignorancia en marginales como tú. Y no me vengas con tu cuento de los
bachaqueros, el imperio, Dólar Today, Obama y la guerra económica. Los bachaqueros
son consecuencia de la escasez que creó el mismo gobierno con sus expropiaciones, el dólar paralelo es consecuencia de las malas
decisiones en materia económica. Algo que un ignorante chavista NUNCA ENTENDERÁ
(ni admitirá).
Además, NO
ME LA REGALARON. ¡YO LA PAGUÉ! Con mi trabajo, independiente, por cierto. No pido que me den un carro,
una casa o una bolsa de comida (como tú). Solo espero que haya de todo, para
todos, como en la mentada 4ta República. ¿Se te olvidó?
Así que,
pues, este post y muchos otros que han leído han sido escritos en mis
computadoras socialistas.
Ojalá no
les toque pasar por eso que nosotros vivimos.
¡Abre los
ojos, Venezuela! ¡Despierta, ignorante chavista!
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