¡Un saludo
a todos mis queridos lectores! Tiempo sin escribirles. Me excuso con ustedes.
Ciertas
ocupaciones laborales me mantienen un poco alejado de esta, mi vía de catarsis
y desahogo ante la mierda diaria que pasa ante nuestros ojos en este escoñetado
país… además, estoy preparando cambios bastante importantes en el Blog, y por
eso no he escrito mucho…
Volviendo a
lo que vinimos, debo hacer una especial advertencia antes de que empiecen a
leer este post: hoy seré particularmente escatológico y peyorativo en mi
escrito… [*Espera que busquen en el diccionario]. Y el motivo de mi arrechera
es porque recientemente tuve que vivir en carne propia una maldita cola en varios abastos y supermercados
de este país de mierda en el que nos ha tocado vivir… así que no puedo ser
sutil. Ofendidos, aludidos, sensibles y por supuesto: chavistas, no les gustará
lo que aquí leerán.
Mientras
sufría en primera persona lo DENIGRANTE que es salir a hacer mercado en este
país, mientras compartía en la cola con descerebrados que aún esperan algo de
este gobierno, mientras me quemaba con el sol, mientras lidiaba con los hijos
de puta Guardias Nacionales, mientras veía que cada vez trabajo más y gasto
más, pero compro menos… mientras toda esa basura pasaba, en mi cabeza había una
voz que me decía: “Tienes que escribir toda esta mierda en tu Blog, para que tu
testimonio quede para la posteridad… para tus hijas, para tus nietos… y para
los imbéciles que todavía no creen en la tragedia que se vive en Venezuela”.
Así que,
mientras tragaba grueso y refrenaba mis ganas de quitarle el fusil a los
malditos Guardias Nacionales y matar a todos (los guardias, los empleados
borregos del supermercado, los inútiles de la cola, ¡TODOS!), se me ocurrió la idea de resumir cuales son los implementos que tenemos que llevar a la maldita hora de
tener que salir a hacer mercado o comprar productos de primera necesidad en la
Venezuela de Chávez (Porque esta Venezuela no es tuya ni mía, ni de nuestros
hijos. Esta es la jodida Venezuela de Chávez y su mamawebo socialismo del Siglo
XXI). Por eso el título del post.
Presta atención y toma nota:
Resignación.
Sin duda, es lo primero. Cuando empezó todo este peo de la escasez y el fucking
racionamiento, hace un par de años, todos decíamos: “No, esta vaina es solo
para la gente de barrio que compra en Mercal”. ¡Qué equivocados estábamos! ¡Por
pasivos webones es que nos pasan las vainas! El país se jodió más y más, nos
dejamos montar al autobusero en unas elecciones TRAMPEADAS, y la historia ya la
conocemos. Yo antes decía: “¿Hacer cola yo? ¡Qué va!”. Pero he tenido que
comerme mi maldito orgullo y salir a hacer mis malditas colas. Si no compro, no
como… o puedo comprar a los que revenden… pero me dura menos la plata… Así que,
lo primero, primerito es: RESIGNACIÓN, salir a lidiar con esa asquerosa
muchedumbre y a pasar arrechera, a recibir mal servicio y a ver cosas
inverosímiles, de las que sólo uno parece darse cuenta… pero todos lo ven
normal. (¿Entonces será que yo soy un hijo de puta anormal, que veo que todo en
este país está mal?).
Actitud. Una
vez resignado, viene el siguiente paso: asumir que ya vas rumbo a la calle y no
sabes qué te encontrarás. No puedes salir con actitud de arrechera, porque
apenas salgas vas a pelear con alguien (ahorra fuerzas), ni tampoco puedes
salir con actitud de pendejo, porque todo el mundo te va a pasar por encima, se
te van a colear y vas a quedar como el propio estúpido. Mi recomendación:
párate frente a un espejo, tómate un par de selfies con cara de malo, de patán
de barrio, de pran de cárcel… estira un poco tus brazos y piernas, porque podrá
haber empujones, pisotones y ojalá que no: COÑAZO LIMPIO. Recuerda: eres tú o
ellos. O comes tú o comen ellos. Así que tu actitud es definitoria en el éxito
de tu compra. ¡NO TE AWEBONEES!
Tu cédula. Maldita sea la hora en la que nos dejamos meter este racionamiento denigrante y miserable. Pero sí. No dejes tu cédula. Porque probablemente te pase que hagas una cola de 7 horas y cuando vayas a pagar te percates de que dejaste el carnet que te acredita como sobreviviente de esta mal parida patria... ¡Y te jodiste! Pa' tu casa con las manos vacías y todo vuelto mierda... ¡Mosca con esto!
Ropa cómoda.
Ya sabes que necesitarás moverte, empujar y ser empujado, sentarte en el piso,
recostarte de una pared, brincar rejas o pelear, y nada de eso podrás hacerlo
si te vas a hacer tu cola todo acartonado. No lleves estrenos de diciembre ni
ropa cara de marca, porque la vas a escoñetar. Lleva ropa vieja, que puedas
ensuciar y usar muchas veces en otras colas.
Zapatos cómodos.
Lo mismo que la ropa. Tal vez necesites estar parado mucho tiempo, y si no
quieres que te estén matando tus pies, llévate unas cocuizas, alpargatas o
guachicones que sean realmente cómodos. Tampoco te lleves unos zapatos caros,
porque tal vez puedas ser víctima del hampa.
Gorra o
sombrero. Recuerda que vivimos en un país tropical. La pepa de sol aquí es
ETERNA y a toda hora. Y parece que este gobierno tiene pacto con el Diablo,
porque cuando más cola hay y más lejos estás de llegar a comprar, más calienta
el sol. Así que desempolva esa vieja cachucha de los Petroleros de Cabimas o tu
sombrero playero de los 80 de la marca Belmont. Si no te proteges el cogote,
vas a pasar varios días con dolor de cabeza.
Sombrilla.
Si eres como yo, que detestas ponerte vainas en la cabeza, opta por una
sombrilla o paraguas. Son dos vainas distintas y no te las voy a explicar aquí.
Usa Google. Lo cierto del caso es que será un utensilio muy útil en caso de
sol, de lluvia y también como arma. Un artefacto muy versátil, la verdad.
Agua. Una
botellita pequeña de agua cuesta 20 y hasta 30 bolos (mañana costará el doble,
¡seguro!), un jugo, refresco o malta te cuesta 90, 100 y hasta 140 bolos. Una
manera de ahorrar es que te lleves tus propias bebidas desde tu casa. Sobre
todo agua. Con el sol y la gritadera probablemente te deshidrates y te quedes
ronco. ¡Hidrátate!
Abanico.
“Pa’ la calol”, como dicen por allí. El 99% de las veces harás cola bajo el
sol, en una acera, en la calle. Muy pocas veces bajo un árbol, un techo o con
aire acondicionado. Así que lleva tu “aire portátil”. También te servirá como
arma arrojadiza o para cachetear a alguien. Uno nunca sabe.
Comida o snacks. Al
igual que con las bebidas, en las colas verás que venden de todo. Desde
parrillas de gato y perro, hasta chicharrón con pelo, avena, chicha y todas
esas cosas que le encantan al venezolano arrastrao’ del siglo XXI. No comas
esas cosas. No porque no sean sabrosas, sino porque te pueden dar ganas de
cagar, y puedas perder tu puesto en la cola por andar vaciando las tripas.
Recuerda: en la cola tienes que aguantar las ganas de mear y de cagar. ¡Hazlo
antes en tu casa! Lleva tus propias chucherías, tus bollos pelones o empanadas grasientas de tu casa. ¡Ahorra!
Celular.
Sí. Yo sé que tienes un iPhone arrechísimo, o un Android de última generación;
pero para evitarte un mal rato con el hampa, no lo lleves. Te sugiero que hagas
otra cola en Movilnet y te compres un asqueroso vergatario, de esos baratones
(el más básico cuesta como 9 mil), que puedas sacar sin temor de ser arrebatado
o secuestrado. La comunicación es crucial en toda empresa, y como comprar es
toda una odisea, deberás estar en contacto con los otros elementos que te
acompañan (abuela, tía, mamá, hermanos, primos, vecinos) en esa o en otras
colas, para datearte de los productos que hay, si pudieron colearse o comprarle
un número de la cola a los lambucios Guardias Nacionales. ¡Comunícate!
Bloqueador
solar. Por más gorra y sombrilla que portes, la inclemencia de nuestro sol
ecuatorial te va a alcanzar quieras o no. Carga en tu koala o cartera un poco
de bloqueador solar… o bronceador, porque ya ni a la playa se puede ir. O
compras comida o vas a la playa. Y además, en la playa atracan. Mejor
broncearse en la cola del Bicentenario, ¿verdad?
Colonia o
desodorante. Quieras o no vas a regresar a tu casa oliendo a mierda, sudado,
hediondo, cansado y con tufo de gorila. Lo recomendable es que salgas de tu
casa bien perfumadito y oloroso, entalcado y con desodorante (si consigues). No
salgas de tu casa sin lavarte bien ese culo, porque se te pegará el olor de los
demás y será peor la cosa.
Banquito.
Si no te quieres sentar en el piso, en la acera, en cartones o en donde te toque, es muy
recomendable que te armes con esos banquitos playeros portátiles. Así siempre dispondrás
de un asiento. Además, en muchas colas alquilan los banquitos por hora, así que
también es una forma de ahorrar.
Poco
efectivo. Muchas son las historias (verdaderas) de atracos en las colas por
parte de malandros, de Guardias Nacionales (malandros con uniformes), y elementos
que se hacen pasar por funcionarios del (narco) estado. No cargues mucha plata.
Lleva sólo lo suficiente y necesario: para tu pasaje, para la gasolina (si eres
de los afortunados que posee un carro), y para el soborno del Guardia Nacional
o tombo de turno. ¡No más!
Bolsas
plásticas o bolsos. Este pobre país está tan jodido que en los comercios ya ni
bolsas plásticas están dando, y es así como ves a todo el mundo, callado y como
un cabeza de webo cargando sus productos en la mano. Nadie hace nada al
respecto, nadie se queja, nadie denuncia nada. Así que, para evitar eso, lleva
tus propias bolsas desde tu casa, morrales, guacales, cajas o todo utensilio en
el que quepa algo. Es así, lamentablemente. Mamarracho y todo, así es este país.
Carro.
Repito: si eres de los afortunados que tiene carro, ¡cuídalo como un tesoro! Un
carro es un lujo, un sueño inalcanzable en este quebrado país. Si tienes tu
carrito, estaciónalo en un lugar seguro (ninguna parte de este país) para que
puedas cargar con todo tu kit de supervivencia para tu cola. Y para tu compra
en sí. Aunque, en honor a la verdad, harás una cola de 5 horas por 3 bolsitas
medio llenas, pagarás 5 sueldos mínimos y ya te irás pensando en la próxima
cola.
Paciencia.
Si eres impaciente múdate a Miami o a Suecia. Aquí en Venezuela todo es un
caos, una mierda, un peo. Así que relájate y llénate de paciencia: sabes que el
país en el que vives es un asco y a nadie parece importarle. ¿Por qué te debe
importar a ti? Ni te preocupes ni te estreses.
Esperanza.
Pero procura que sea un camión. Porque te pasará muchas veces que harás tu mega
cola y justo cuando te toque tu turno se acabe el producto que estabas
buscando, o se vaya la luz, o se caiga la línea y no pasen las tarjetas.
Murphy, Satanás y el chavismo confabularán siempre en tu contra. No pierdas la
esperanza. Algún día comprarás.
Hipocresía.
Debes hacerte pasar por chavista, por cerrero, por macondino, por tuyero, por
indio, por llanero, por gocho, por guajiro… ¡por lo que sea, menos por lo que
realmente eres! No te eches a las 500 personas de la cola de enemigos. Sé
“amable” con ellas en la medida de lo posible, o sólo si tú te beneficias. De
resto, ¡que se mueran! Sonríele al policía que pusieron de portero en el
mercadito o al Guardia Nacional baboso que le mira el culo y las tetas a todas
las mujeres de la cola. Sonríe y sé amable con la cajera bruta que te atiende y
te factura… evita la confrontación a toda costa… hazles creer a todos esos
malditos perros que tú eres chévere, que eres uno de ellos…
(Bonus) Cuchillo o
pistola. Esto aplica sólo para los verdaderos pranes, malandros y azotes de
barrio que me leen. A veces hay que defenderse de otros azotes, de turbas
enfurecidas porque llegó el papel higiénico, o de empleados del supermercado
abusadores. Advertencia: si vas a sacar tu arma, úsala. No quedes como un
estúpido. Recuerda que “Perro que ladra no muerde”.
IMPORTANTE:
Cuando sales a comprar en Venezuela no puedes llevar contigo lo siguiente, pues
te estorbará y tal vez llegues a casa con las manos (y bolsas) vacías:
Decencia.
Hay que comportarse como un tierrúo y aparentar algo que tal vez no seas. Pero
es así. Con decencia no te van a atender bien, ni rápido. Si eres decente tal
vez te dejes quitar de las manos el único pollo que quede entre 300 personas
más.
Honestidad.
No puedes ser honesto. Si te puedes colear, hazlo. Si ves que a alguien se le
caen los reales, ¡coronaste! Si el cajero no es pilas y te pasa un artículo sin
facturártelo, ¡dale play! No te pares en detalles.
Moralidad y
buenas costumbres. ¡Nada de eso te servirá! Grita, empuja, eructa, ensucia,
corre y compórtate como la turba… o si no, la turba te pasará por encima… ¡Tú
decides! Te pueden meter el Manual de Carreño por el culo, ¡así que mosca!
Principios y valores.
Tus principios no valen una mierda en las colas para comprar comida en
Venezuela. Nada de lo que sabes que es bueno, es bueno en una cola en
Venezuela. ¡Nada! No ayudes a los demás, no cedas tu puesto, no cargues bolsas
ajenas ni des espacio a los demás. ¡Resetéate!
Altruismo.
Si algo nos ha enseñado el Socialismo del Siglo XXI es que con el altruismo se
limpian el culo. Así que, para sobrevivir, tú también debes ser así: ¡los demás
valen verga! Recuerda: eres tú o ellos. Darwin tenía razón: aquí solo sobrevive
el más fuerte.
No es paja
todo esto que acabas de leer. Si no me crees es porque no has salido a hacer
colas y eres de los que compran a revendedores (detesto el término bachaquero).
O seguramente eres de los que se fue del país y desde allá dices: “mi país es
el mejor, ¡yo amo a Venezuela!”
¡Mamawebo! (estando fuera de este desastre es muy fácil decir que "amas a tu país" o que "luchas por tu tierra").
Y si sí me
crees, ya sabes… comparte esto con tus amigos, vecinos y familiares… a ver si
se ponen las pilas y logran comprar más…
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