Los venezolanos ya tenemos 15 años en este “proceso”. Cada día oímos decir a los representantes del gobierno cosas tales como: “apenas estamos empezando”, “el tiempo no ha sido suficiente”, “lo mejor de la revolución aún está por venir”, “nunca más volverán”, “ahora vamos para la segunda etapa”, etc., etc., etc.
Pero la cuestión es que nunca le vemos “el queso a la tostada”.
En vista de esto, y como “todo es cuestión de actitud”, decidí escribir acerca de algunas de las muchas cosas buenas y positivas de este “proceso transformador y creativo del hombre nuevo, el hombre libre, la patria grande, bonita y socialista”. Presta atención y aliénate como yo:
- Hacemos más deporte. En vista de que el transporte público es deficiente por culpa de los dueños de los autobuses, y a las avenidas, carreteras y autopistas las están mejorando para brindarnos el servicio que merecemos, muchas veces nos vemos obligados a optar por caminar unas cuantas cuadras o usar bicicleta, lo cual se traduce en que tengamos un mejor estado físico. ¿No es esto fabuloso? ¡Este gobierno piensa en todo y nos mantiene atléticos!
- Gastamos menos. Como ganamos lo mínimo necesario para comer, y no necesitamos lujo u ostentación alguna, los venezolanos hemos aprendido a vivir con menos. ¿Cambiar de carro todo los años? ¿Vivir en inmensas mansiones de 12 habitaciones y 7 baños? ¿Para qué? Los venezolanos aprendimos a vivir con nuestra esposa y nuestros hijos en casa de los suegros, con un carro de hace 18 años y con el mismo sueldo mínimo de todos nuestros camaradas socialistas que están en el gobierno, porque todos ellos ganan sueldo mínimo también, ¿verdad?
- Tenemos más profesionales. ¿Para qué estudiar 8, 10, 12 años en una eterna carrera de medicina o de ingeniería? ¿Para qué hacer un largo posgrado? Con las maravillosas universidades bolivarianas nuestro país cada vez cuenta con más profesionales en todas las aéreas laborales que realmente necesita. Tenemos a los excelentes médicos comunitarios, graduados en tan sólo 4 años. Ahora existen los maravillosos abogados bolivarianos y los eficaces maestros socialistas, profesionales abnegados que se graduaron en la mitad del tiempo que una carrera de una universidad golpista y de puros vagos sifrinitos.
- Tenemos una carrera espacial. ¡Los venezolanos conquistamos el espacio! Tenemos tremendos satélites socialistas. Y pronto tendremos nuestra BASA, pos sus siglas en inglés (Bolivarian Aerospace Socialism Agency), que nada tendrá que envidiarle a la NASA. Se crearán millares de puestos de trabajo, para que sea el pueblo mismo el que guíe a los astronautas bolivarianos en su investigación espacial. Pronto se crearán estas carreras en las excelentes universidades bolivarianas.
- Tenemos la gasolina más barata del mundo. En cualquier país del mundo tener un carro es un lujo, por lo costoso de la gasolina. Aquí tener un carro es un lujo, por culpa de la derecha capitalista que esconde los carros y los revende al 500% por encima de su precio. Pero seguimos tenemos la gasolina más barata del planeta, ¡y con orgullo!
- Producimos excelentes celulares. ¿Quién no tiene un vergatario hoy en día? Este modelo de teléfono es de tan buena calidad que no se guinda como los golpistas Blackberry. De hecho, ¡NO SE GUINDA NUNCA! “Calidad, calidad y calidad”, como lo dijo Chávez. Somos una potencia en producción de vergatarios, un celular que sólo se produce aquí.
- No nos preocupa el precio del dólar. Ni tú ni yo ganamos en dólares, así que, ¿por qué preocuparse por la moneda de los gringos, si nuestros sueldos son en bolívares fuertes? Eso de estar pendiente de las lechugas, los aguacates, las alcachofas, etc., es el lenguaje propio de los que tienen el espíritu envenenado por la codicia del capitalismo y la avaricia del imperio.
- Gastamos menos en energía eléctrica. El racionamiento eléctrico sólo ha podido ocurrírsele a la genialidad de Chávez y su grandiosa visión de futuro. Ahora pagamos menos en la facturación eléctrica, por lo tanto gastamos menos en refrigeración, menos en aires acondicionados, menos en secadoras, menos en calentadores de agua, menos en TV o en estar pegados todo el día a las computadoras. Gracias Chávez, por hacer que mi dinerito dure más. ¡Y el gobierno también gasta menos! Ya no hay que hacer tanto mantenimiento a las represas o instalaciones transmisoras de energía. ¿Para qué?
- Control de natalidad. Los medios amarillistas sólo hablan de la inseguridad, de muertes y asesinatos los fines de semana, una cosa totalmente falsa. No hay tal inseguridad. Bien lo ha dicho el Ministro del MPPPPPPPIJPPPAAAJJPPP (Ministerio del Poder Popular del Pueblo Poderoso de Interior Justicia, Paz, Alegría, Amor y Fraternidad): En Caracas no hay muertos los fines de semana, lo que hay son casos aislados de peleas domésticas. Y si hay uno que otro muerto, no es más que una estrategia de los cuerpos de seguridad del estado para eliminar a los escasos delincuentes que hay en el país, para así mantener controlado el crecimiento demográfico. Vamos a ser una potencia, y no podemos crecer de manera indiscriminada. Eso es todo. ¿Inseguridad? ¡Qué chiste!
- Compartimos más con la familia. Gracias al “control demográfico socialista” que mencioné anteriormente, ahora rumbeamos menos, lo cual se ha traducido en padres más tranquilos porque sus muchachos no salen a altas horas de la noche y prefieren compartir en casa con sus amigos o su familia. Debido a los constantes apagones, intencionales, por cierto, vemos menos televisión, menos novelas y menos comiquitas dañinas, por lo que compartimos más en casa, conversando con nuestro círculo familiar.
- Somos dueños de las empresas. Chávez le entregó las empresas a los obreros y trabajadores. ¿Cuándo se había visto esto? Empresas como Lácteos Los Andes, Abastos Bicentenario o Café Fama de América, por sólo citar algunas, son un ejemplo palpable de que el pueblo ahora tiene el poder. Si esas empresas ahora no producen ni la mitad de lo que producían antes, es por culpa de la mala vibra de la oposición, pero poco a poco vamos a producir tanto que vamos a ser una potencia exportadora. Falta poco.
- PDVSA es de nosotros. En ningún país petrolero del mundo el pueblo, tú, yo, todos, en fin, los ciudadanos, son dueños de la empresa petrolera de su país. Nosotros sí. Tenemos petrobonos y acciones de PDVSA. O sea, PDVSA es de todos. ¿No te llena eso de orgullo?
- Somos más sensuales y eróticos. Porque usamos el color rojo para todo. En nuestro uniforme de trabajo, en el Metro, en los metrobuses, en la decoración de todas las empresas públicas, en las marchas y/o concentraciones a la que gustosamente asistimos y vamos a donar un día de nuestro abundante sueldo, es decir, todo está empapelado de rojo. El rojo es pasión, por eso este apasionante movimiento revolucionario lo tomó para sí. ¿Tú no te vistes de rojo? ¡No estás en nada!
- Aprendimos a bañarnos como debe ser. Cuando Chávez, en cadena nacional, nos explicó que con una totuma podemos bañarnos en menos de 2 minutos, sin la necesidad de gastar tanta agua, ese día entendí que ese señor tenía carisma. ¿Para qué una piscina, una bañera o un jacuzzi? ¡No es necesario! Un tobo y una totuma es más que suficiente para que tú y toda tu familia se bañen y huelan a pueblo, a libertad, ¡a venezolano socialista!
- Comemos más sano. La harina es un carbohidrato dañino. ¿Y la margarina? ¡Ni hablar! El azúcar y otros alimentos no saludables no es que no los importemos o no haya en el país, simplemente es una inteligente estrategia del estado socialista para que no los comamos y estemos más saludables; es por eso la derecha fascista los acapara, para hacernos creer que hay desabastecimiento. Te apuesto que si te mides tu colesterol hoy verás que tengo razón y estás sano como una uva. ¿Gracias a quién? ¡Al gobierno saludable socialista! ¿Gordos? ¡En el imperio! ¡Aquí no!
Evidentemente que el socialismo ES UNA MIERDA. Hice mi mejor esfuerzo por tratar de verle el lado bueno. Incluso tú, que me conoces, tal vez estabas pensando que me había metido a chavista. Pero no, amigo mío. El socialismo no es más que miseria, atraso, y corrupción. Y el que trate de negarlo, no es otra cosa que una triste foca más de las que aplauden a este destructivo “proceso”.
Por más que uno trate de creer en la “buena intención” que tenía Chávez, su ideología, su gabinete de gobierno o sus seguidores, cada día que pasa queda más que demostrado que al venezolano le metieron “gato por liebre”. Cansados de la situación y desesperados por un “cambio urgente”, en el 98 los votantes se dejaron llevar por lo “novedoso” de un candidato, que una vez en el poder, puso a este país peor de como lo recibió. Y lo peor de todo es que el votante de ahora es totalmente inconsciente de lo irreversible que el daño del socialismo puede llegar a ser para las generaciones futuras.
Definitivamente que el chavismo sí que lleva a cabo un proceso… un proceso de destrucción y putrefacción del país, de sus instituciones y de la sociedad toda…
Este socialismo que padecemos los venezolanos hoy día es quizás peor que el tan mentado “cogollismo” que los chavistas critican y adversan con tanto fervor; con la pequeña diferencia de que en la 4ª República al menos teníamos papel higiénico para limpiarnos el culo…
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