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domingo, 5 de diciembre de 2010

¡No me quiero morir!

Este post se me ocurrió cuando iba camino a la ciudad de El Tigre, al entierro de un tío. En los entierros se habla de todo y se conocen nuevos integrantes de la familia que uno no conocía, ves gente que hacía mucho no veías y caes en cuenta de que ahorita estás fuera de la urna, pero no sabes cuando te tocará estar dentro de ella. Oyes y ves cosas inverosímiles, pero que son la realidad de los que estamos vivos. Para todos mis muertos (mamá, papá, primos, tíos, allegados y amigos de infancia) va este escrito.

Nadie desea morir. Y quien diga que está preparado para hacerlo es un completo mentiroso. Unos le tememos a que esta llegue de manera dolorosa, otros le temen a que sea temprana y otros le temen a una tragedia o accidente. Pero ella siempre llega de la manera menos esperada y más repentina posible.

Hablar de la muerte abarca muchos temas: Político, filosófico, ideológico, histórico; pero el religioso principalmente, porque cuando nos lleve la pelona, ¿Pa’ donde nos vamos? ¿Vamos al cielo, a que nos busquen en un libro para ver si hay cupo para nosotros y nos abran las puertas del paraíso? ¿Veremos de una vez por todas “face to face” a Jesús? ¿O por el contrario, nos habremos ganado una paila del infierno del tamaño de nuestras “travesuras” terrenales? ¿Nos freirán eternamente?

¿Realmente nuestra alma será reciclada y pasaremos por un filtro a ver si avanzamos de nivel espiritual? ¿O acumulamos karmas y dharmas, y tendremos muchas vidas para empezar una y otra vez como si fuéramos Mario Bros? ¿O acaso tendremos que esperar la famosita frase, esa que oigo desde que nací (y que debo confersar que detesto) de “Cristo Viene”, y cuando lo haga, los muertos se levantarán y bla bla bla?

¿Han notado que TODOS LOS MUERTOS SON BUENOS? En los periódicos, en los velorios, en las capillas ardientes y en los obituarios de tumbas y mausoleos nunca leemos cosas como:

  • Aquí yace el peor marido que parió la tierra de Maracaibo. Un “Mardito” que lo que hizo fue beber y amargarme durante 30 años de matrimonio.
  • Al peor padre que pudo alguien tener jamás. Nunca ayudó a mi mamá y no me dio el apellido. Por eso lo cremamos sin anestesia.
  • Aquí descansa de una vez por todas la vieja mas amargada, regañona y quejona de que se tenga memoria en el pueblo de El Sombrero. ¡Tus hijos y nietos ahora descansamos verdaderamente en paz, vieja loca!
  • Pedro Pérez fue el peor estudiante de su clase. Siempre se copiaba y era bruto el coño e’ madre. No se graduó de bachiller pero lo queríamos que jode.
  • En memoria de Winkelman José. Es mentira lo que decía el periódico de que caíste en un enfrentamiento. Eras el jefe de nuestra banda y eras “El Pran”. Que mal tripeo que nos caímos con los kilos. Te vengaremos.

En fin, la lista puede seguir y seguir. ¿Pero se imaginan si la gente fuera un poquito MAS SINCERA y de verdad dijera las cosas que sienten de los DIFUNTOS? O sea, recordemos que, según dicen, las almas o espíritus (realmente no sé si son lo mismo o son dos cosas distintas) lo ven y lo saben todo, entonces, ¿PARA QUÉ HACEN DESPEDIDAS Y DISCURSOS HIPÓCRITAS?

En los funerales nunca se oyen las cosas malas del muerto. El tipo o tipa era un modelo a seguir. Y los muertos nunca quedan feos. Coño, ¡Ver un cadáver no es agradable! Déjense de falsedad cuando hacen comentarios tales como:

  • ¿Vieron la sonrisa del abuelo Esteban? Se ve que murió tranquilo, se ríe como un angelito de Dios. (Desgraciados! Los muertos se ríen???)
  • La tía Clotilde parece una muñeca, que lindo le quedó ese moño y estaba maquillada como a ella le gustaba cuando iba a misa. (Falsos de mierda! Siempre le criticaron el moño y el colorete a la vieja en vida y en la urna sí se lo alaban?)
  • ¡Que bello le quedaba el traje al tío Morocho! ¡Se veía tan elegante como todos los días! (Elegante, Elegante! Por favor! Acaso han visto como “medio” visten a un muerto? A quién quieren hacer sentir bien? Al viudo o viuda?)

En fin, fíjense en lo que les digo cuando tengan la imperiosa necesidad de ir a un velorio (mientras que no sea el suyo propio, pues no verán, sino que serán “los vistos”) y se darán cuenta que no miento. El muerto muy probablemente era un asno sin cultura, pero de seguro alguien comentará que era una “lumbrera”. Es así. El amor y la hipocresía NO TIENEN LIMITES, (Bueno, el amor tal vez si, pero la hipocresía realmente no).

¿Y donde dejan las costumbres “raras” de poner monedas sobre los ojos del muerto? ¿O la tétrica manía de besarles una mano como símbolo de “respeto”? (y hasta obligan a los mas carajitos de la familia a besar la huesuda y helada mano). ¿Y eso de enterrar a los muertos sin un solo botón en sus ropas? ¿O aquello de enterrar al gemelo muerto, con una foto del vivo para que la muerte “no se lo lleve también”? ¿Y donde dejan los entierros de los malandros? ¿Poner esa salsa mal llamada MALANDRA (la excelentísima salsa vieja), echar tiros al aire, rociar al muerto con aguardiente, bailarlo y encenderle cigarros y hasta “Porros”? Por Dios!!!

¿Y el irrespeto a los muertos CON PLATA? Es otra variante que se puede observar en los velorios desde épocas inmemoriales. Si el muerto o muerta tenía "platica" (billete, pues), siempre habrá la impelable “Disputa de los Lambucios” (como la llamo yo) y probablemente oigamos cosas como:

  • Era mi tía favorita. Era la mejor y la más dulce. (Y por dentro están pensando: ¿Que me habrá dejado la vieja diabética? ¿Habrá puesto a mi nombre el terreno y la casa de Higuerote?)
  • O por ejemplo: No deseo nada material de mi papá. Lo más preciado son los momentos que vivimos y su recuerdo para mí, (Pero por dentro se están destripando pensando: ¿Cuanto tendría papá en la cuenta del banco? Quiero el carro para mí, me toca porque soy el hermano mayor).
  • O si el abuelo se muere podrido (en plata y de una infección prostática): Estoy de acuerdo con la distribución que haya echo el Nono; siempre fue muy sabio; (pero en sus negras cabezas se puede oír: Ojalá que el viejo hijo de puta se haya acordado de mí y me deje la casa, tanto que me jodí limpiándola!)
  • O cuando el muerto tenía muchos hijos fuera del matrimonio y las madres de estos son las que comentan: Mi hijo tiene el mismo derecho que los demás. Si hay que vender la casa y dividirla en 23 partes iguales para los 23 hermanos, que se haga!

En fin. No sabemos realmente qué hay después de dar el último suspiro. Castigo? Perdón? Arrepentimiento? Calvario? Purgatorio? Los muertos aguantan todo, porque muertos están y no podrán levantarse para desmentir o aprobar nuestros comportamientos después de su partida o contarnos cómo es la vaina y a dónde llegan. Pero lo que sí demostramos los vivos es que nos la damos de “vivos” y queremos engañar a todos con actitudes por demás hipócritas, fuera de contexto y hasta incomprensibles.

Lo que también es muy cierto es que la muerte es un gran negocio. Huecos de 2 y 3 pisos, colmenas para 3 o 4 féretros, parcelas o mausoleos, lápidas de granito o mármol, grabado de obituarios, traslados, embalsamamientos y urnas desde las más baratas (de latón) hasta las más caras (de madera de cedro), y hasta el crematorio, todo esto cuesta un dineral hoy en día.

Crean lo que quieran creer. Aquí ni los musulmanes, ni los judíos, ni los taoístas, ni los cristianos son dueños de la verdad. Ninguno de ellos puede decir, en nombre del Dios que adoran o del libro sagrado que profesan, cual será el paradero de las almas de los muertos.

Nos podemos morir hasta ahogados con un maní o comiéndonos una arepa de chicharrón con huevo, mayonesa y tomate. Nos podemos chupar todo un HCM con un cáncer en la clínica mas costosa y podemos leernos todos los salmos habidos y por haber. La muerte será igual de indetenible e inevitable.

Podrás rellenarte de botox, de silicón y estirarte los pellejos. Pero tus tripas y huesos envejecerán irremediablemente y se debilitaran; y aunque tengas mucha platica, también serás festín de los gusanos (¿Los gusanos de hoy en día ya se comerán el plástico también?).

Yo, particularmente no me quiero morir antes de compartir muchas cosas con mi familia y especialmente con mis hijos. Trataré de dejar las cuentas y pertenencias lo más claro posible para evitar desmadres en mi velorio. No me preocupo de a quién le tenga que rendir cuentas el día que estire la pata, y llegue el famoso “juicio final”. Pero es inevitable temer y no desear la muerte.

Y tú? Estas preparado para el día final? Esperas a Cristo? O ya tienes una paila a tu medida?

5 comentarios:

  1. Buen post, siempre he pensado que cuando "me llegue la hora" quiero que sea de la forma más rápida y sin dolor (por lo menos para mi) y también evitar todo ese proceso del velorio, que me quemen y listo, no le veo sentido encerrar a un muerto en una caja si se puede acelerar el proceso de volver a la cenizas.. Comparto lo de la hipocresía en los velorios, ese tipo de cosas y la felicitación de la que pierde el Miss Venezuela a la que gana son dos cosas iguales.

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  2. JAJAJAJAJ asi es!....

    hasta con los muertos somos hipócritas!

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  3. Buen post. Yo particularmente DETESTO la gente MORBOSA q pregunta como fue q murió la persona, si sufrió no sufrió...quieren detalles...gozan con las palabras atragantadas del familiar q cuenta la historia a regañadientes...y si llora le prestan el hombro hipocritamente para q llore.

    No me gustan los funerales..jamás me asomo a la urna, esos comentarios de como quedó el muerto son taaaaan fuera de lugar.

    En fin, excelente reflexión!

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  4. Excelente Post Hermano, yo realmente poco pienso en la muerte... será para no ponerme paranoico? talvés... lo q si sé es q el día q me toque lo único q espero es q mi hija quede en buenas manos y no pase por penurias, q mi famila se deje webonadas y me cremen lo más pronto posible, para así no hacer más largo el proceso de convalescencia psicológica y sentimental...

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