Cuando oyes la palabra suegra, ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente?
¿Una vieja endemoniada, metiche, bruja (literalmente hablando, santera, espiritista o algo peor), impertinente y maleducada que se encarga de hacerte quedar siempre como un imbécil delante de tu pareja?
O por el contrario, ¿Una viejecita dulce, siempre sonriente, especial y cariñosa que te ha adoptado como un hijo más de su camada?
Todo depende. ¿Verdad?
Quién esto escribe, despojado de toda modestia, tiene un amplio conocimiento acerca de este controvertido personaje, puesto que he vivido muy de cerca (y hasta en carne propia) no sólo esa extraña relación de amor/odio en la que a veces suele convertirse la convivencia con la suegra, sino que he escuchado mil y un cuentos acerca de viejecitas simpáticas y amorosas que se transforman, como Linda Blair en El Exorcista, una vez que adquieren el adjetivo de “suegra”.
La suegra tiende a ser factor de cambio. ¡Así mismo como lo leen! He visto mujeres cochinas e ineptas en lo que al manejo del hogar, esposo e hijos se refiere, pero que basta que se sepa que “la suegra viene unos diitas de visita”, para que la inútil mujer se convierta en una experta en planchado, lavado y secado, decoración de interiores, psicología infantil y hasta sexóloga consumada. ¡Qué barbaridad! Pero lo he vivido.
Las suegras también pueden generar caos. Cuando llegan a tu casa a imponer las cosas “a su manera”, y empiezan a cambiar a tu pareja con algunas recomendaciones “a su estilo”. Un ejemplo muy común es cuando tu linda suegra le dice a tu pareja de qué manera debe cocinarte ese plato que tanto te gusta, y cuando llegas a casa te consigues con una bazofia que te tienes que comer para no ofender a la vieja y pelear con tu pareja. También he visto esto.
Pero no todo es malo, ¡no señor! He tenido suegras espléndidas y también he visto suegras que te tratan mejor que tu propia madre. Es así.
Me atrevo a decir que conseguir una buena suegra (ojo, aplica también para los suegros, porque hay viejos de viejos), es más o menos como decía mi sabio y difunto padre acerca del matrimonio: “Conseguir una buena pareja es como ganarse un Kino”, bueno… lo mismo aplica para los benditos suegros (o malditos, según sea el caso).
Aunque no todo es culpa de los suegros, o particularmente de la suegra. En honor a la verdad, a ningún padre le gusta que traten mal a sus cachorros, así que si nos portamos mal con nuestra pareja, no esperemos que nos manden flores. Esto también lo he vivido… (¡Y DE QUÉ MANERA!).
Pero no. A veces no es culpa nuestra, sino que es una extraña metamorfosis que sufren muchas suegras simplemente porque sí. Y el origen de este extraño cambio muchas veces es tan inexplicable como el origen del universo.
En vista de tan extraña situación y de los muchos cuentos bizarros que tengo acerca de este monstruo mitológico, he decidido colocar aquí, en este blog que será un legado digital para las futuras generaciones, algunos de los tipos más comunes de suegras con que se pueden topar a lo largo de sus vidas:
- La suegra putona: No se asombren y recojan la mandíbula. He visto suegras tanto o más putas que sus hijas. Y buenotas, ¡de paso! Este tipo de suegra no está tan arrugadita y todavía tiene lo suyo; se viste sexy, usa escotes pronunciados, se te sienta en las piernas y siempre te recibirá con un “ponte cómodo, papito, que Yuwirisleixys todavía está en el liceo y va a llegar tarde”. ¡Cuidado! Si careces de prejuicios (como yo) con las maduritas, te la vas a querer comer… pero debes tener muy en cuenta que tu noviazgo no va a durar mucho, porque a fin de cuentas, “gallina vieja siempre da buen caldo”, y vas a terminar encabronado con la vieja y aburrido de la carajita. ¡Tú decides!
- La suegra amargada: Es esa suegra que siempre verás con cara de escopeta de doble cañón. No sonríe pero ni recordando la muerte de Chávez. Tal vez esto no signifique que sea mala, sino que simplemente es así. Conócela un poco más y trata de averiguar qué le gusta. Cuando le saques la primera sonrisa ¡ES TUYA! Tendrás una convivencia un poco más fácil con ella. Si por el contrario, eres un estúpido que no sabe cómo averiguar qué le gusta a una mujer, tienes dos opciones: O no la visitas más ¡O TE LA CALAS!
- La suegra pedigüeña y quejona: Son las chulas de la lista. Piden, piden y piden. Tal vez porque creen que como te llevaste a su hija/o, le debes pagar una dote por el resto de tu vida, como un impuesto eterno o algo así. De todo se quejan, siempre están enfermas, siempre necesitan plata para “completar para el mercado” o para “el remedio para los dolores de cabeza”. He conocido suegras pedigüeñas adictas a los juegos de bingo y lotería. ¡Qué chuleta, Dios mío! ¿Qué hacer con este tipo de suegra? No hay nada que hacer más que ignorar sus llamadas y mensajes, que sabes que son para pedir billete, no para saber de ti. Suficiente tienes con mantener a la hija, como para cargar también con ese ayayay. Otra cosa que puedes hacer con este tipo de suegra es aprender a rezar y cruzar los dedos para que se muera cuanto antes.
- La suegra enferma: Muy parecida a la anterior, con la diferencia de que ésta sí está realmente enferma. Alzheimer, invalidéz, síndrome de Down, ceguera o algún otro impedimento mental o físico que te haga pensar: “Maldita sea, ¿esto es un castigo divino o qué?". Son viejitas enfermas que no tienen la culpa de joder, pero ¡CÓMO JODEN! Si te ha tocado salir a buscar a tu suegra, porque se perdió y no saben dónde anda, o te ha tocado limpiar mierda de vieja, porque está tan senil que ya ni controlar su esfínter puede, tienes una suegra de esta categoría. Igual que en la suegra del tipo anterior, reza porque Diosito se la lleve al paraíso (o al infierno) lo más pronto posible y todos (especialmente tú) descansen.
- La suegra tecnológica: Manejan Facebook, tienen Blackberry y envían cadenas, tienen WhatsApp ¡y hasta twitean! Son panas, porque puedes hablar con ellas, durante el almuerzo dominical, de los últimos lanzamientos de Apple, de los nuevos smartphones o de los nuevos juegos de Facebook, ¡pero cuidado! He visto a más de un amigo “caerse con los kilos” porque su “tecnológica suegra” lo pilló en unas fotos que alguien publicó en Facebook de la despedida de soltero en Morrocoy del pana de la oficina; o porque podría ver tus “check in” en Foursquare y saber que no siempre vas a casa después de salir de tu trabajo. A esta suegra lo mejor que puedes hacer es NO SEGUIRLA en ninguna red social, Messenger, PIN o lo que se le parezca, porque te podría desgraciar la vida.
- La suegra del siglo XV: Diametralmente opuesta a la anterior. Son momias andantes que nos pueden hacer creer, cuando las vemos o vamos a sus casas, que el tiempo se detuvo por allá en la época de la colonia. Creen que el sexo, los hilos dentales, el perreo y sandungueo típicos de nuestra época son un pecado que merece la quema en la hoguera. Son tan aburridas que son capaces de echar a perder cualquier reunión familiar o salida de fin de semana. Para lidiar con esta especie, no queda de otra que armarse de HIPOCRESÍA. :-)
- La suegra comandante: Son las “dominalotodo”. Acostumbradas a mandar en sus casas porque desde los 9 años tuvieron que trabajar y mantener a sus 23 hermanos. Son matriarcas natas que controlan todo. Y cuando digo todo, me refiero a TODO. Controlarán a tu pareja, a ti, a tus hijos, a tu jefe y a tus vecinos si eres tan pendejo como para permitírselo. Incluso, después de muerta, dejan testamentos y órdenes. Si tienes una suegra así, probablemente tu pareja se casó contigo porque ya estaba HARTA de vivir con una madre así, así que si este es tu caso, no te preocupes, que no estarás solo en tu aversión hacia esta generala frustrada, porque de seguro tu esposa tampoco la quiere mucho. Lo mejor para contrarrestar a este tipo de suegras es: HACERSE EL LOCO. ¡Ignórala! Haz lo que a ti te parece, no lo que ella diga.
- La suegra alcohólica: Son un problema siempre y cuando no las controles. Pero si es alcohólica, obvio que no la podrás controlar. En cuanta fiesta, agasajo o reunión les encanta empinar el codo. Irremediablemente terminan haciendo el ridículo, bailando lambada con un mesonero o samba con el cumpleañero. O peor, es de las que se cagan, mean o vomitan encima, ¡O EN TU CARRO! Para lidiar con este tipo de vieja insoportable, lo mejor es beber únicamente Tang o Nestea cuando ella vaya a tu casa o vayas a la suya. Y no se te ocurra nunca invitarla a una fiesta, bautizo, funeral, ¡A NADA!
- La suegra barril sin fondo: Son regordetas. Gordas. GORDAS. MUUUUY GOOORDAS. ¿Recuerdas a Doña Tremebunda, la mamá de Yayita, novia de Condorito? Bueno. Así mismo son. Por lo general, estas suegras cocinan delicioso, por lo que amarás visitarla de vez en cuando para disfrutar de una deliciosa comida. El problema está en que te dan comida como si te fueras a morir mañana y no sabes si es que quieren que te veas obeso como ellas o piensan que el mundo se va a acabar y no quieren que pasemos hambre durante el holocausto. Siempre están en dieta, pero cada vez las vemos más redondas. No suelen ser tan problemáticas, excepto cuando sales con ellas, puesto que son tan ANCHAS Y REDONDAS que no caben en ninguna parte, asiento del Metro, butaca del cine, asiento del bus, banquito de tasca, etc., por lo que terminarás siempre avergonzado… y pagando un taxi, si no tienes carro. Si tienes este tipo suegra, habla conmigo, ¡que yo le vendo Herbalife!
- La suegra chavista: Si tú eres de la misma calaña que ella, no habrá problema y se llevarán de maravilla. Pero si por el contrario, eres del bando contrario, ¡prepárate! Ordinaria, tierrúa, marginal, mal vestida, mal hablada y floja. Con la casa toda empapelada con fotos de Chávez, de Fidel, de Stalin, de Marx, de Maduro y de Mickey Mouse, (porque a todos los chavistas les encanta Disney, ¿verdad?). Esta suegra de seguro tiene un buen trabajo de 2 horas al día y gana tremendo sueldazo de boliburgués enchufado. O muy probablemente sea una gran pelabola en un rancho de tabla que de vaina tiene para comer. Sea cual sea su modus vivendi, es la misma piltrafa. A esta suegra NO SE LE PUEDE AMAR (a menos que te regale dólares). Suegras como éstas son las que más odio. Mi única recomendación para con esta suegra es NO HABLES DE POLÍTICA en su presencia. ¡NUNCA!
- La suegra opositora: Tan ladilla como la anterior. E igualmente, si no estás en su bando, ¡PREPÁRATE! Es la típica vieja de clase media, que se cree de alcurnia porque su apellido suena a europeo o judío, pero que es tan vulgar como unas cholas plásticas. Con la casa empapelada de techo a piso con fotos de Capriles, María Corina y también de Mickey Mouse (recuerdo de cuando estuvo en Orlando), enseguida te hace saber que “el país necesita un cambio”. No se pela una marcha, vigilia, ayuno, concentración, bailanta, verbena, potazo o bingo que sea para demostrar su aversión hacia el gobierno rojo rojito. Más vale que no coincida tu visita a su casa con un cacerolazo inútil de esos que convoca la oposición, porque te sacará su mejor olla mondonguera de Rena-Were para que la acompañes a cacerolear con ella y sus vecinos, también de pedigrí. Tampoco hables con ella de política, porque destaparás la caja de Pandora.
- La suegra repostera/cocinera: ¡Son mis favoritas! Siempre tienen un dulcito, postre o comida con el cual recibirte o despedirte. Al hombre se le llega por el estómago, dicen. Y las suegras como éstas se ganan mi corazón. Sean fastidiosas, o no, no me importa. Lo ideal es saber aprovecharse de ellas siempre que puedas, o sea, darles algo qué hacer. Para toda fiesta, evento o reunión que tengas, contar con sus servicios culinarios es lo mejor. Si es posible, dile que plasme sus conocimientos y recetas en un cuaderno o en la computadora, para que así cuando muera, no la llores más de lo debido por perder para siempre sus fabulosas recetas de cocina.
- La suegra alcahueta: #ForeverCompinches. He conocido a este tipo de suegras y son de lo mejor. En cualquier peo, discusión o diferencia con tu pareja, ¡SE PONEN DE TU PARTE! A esta suegra tienes que quererla más que a tu mamá, porque es una aliada muy valiosa para resolver esas diferencias conyugales que de otra manera se resolverían con un abogado y en una sentencia de divorcio. Estas suegras son las que creen en el matrimonio “para siempre”. Pobrecitas. Déjalas que sigan creyendo. Tú encárgate de no cagarla tanto como para que pierdas su preferencia. Porque el día que la pierdas… ¡TE JODISTE! Se convierte en la suegra amargada, ¿la recuerdas? (lee más arriba otra vez).
- La suegra religiosa: Si rezar es lo tuyo, ir a las procesiones de Semana Santa, cantar aguinaldos en las misas de gallo en diciembre o pertenecer a alguna fanática religión (Mormona, Krishna, Adventista, Evangélica, Judía, Santería, etc.), entonces esta suegra te va a caer bien. Estas suegras son un verdadero dilema, puesto que TODO en sus vidas gira en torno a su creencia religiosa y su fe. Tienen una explicación fantástica, no-terrenal, para todo lo que acontece: Desde la lluvia, hasta el aumento del dólar, todo tiene un porqué celestial y divino. No te queda de otra que hacerte el loco, cerrar los ojos y fingir que rezas o le pides al altísimo antes de comer; mover los labios y disimular que te sabes la letra de un cántico y aprenderte el cumpleaños feliz traducido en varias religiones, por si acaso.
- La suegra cero a la izquierda: Estas son LAS MEJORES de la lista. Por eso las dejé para el final. Son las suegras que sabes que existen, pero las ves una vez al año, cuando mucho. Sabes de su existencia a través de tu pareja o cuando se reúne toda la familia (generalmente en un funeral). No se meten en nada, no opinan, no visitan, no piden, no gritan, no mandan, se mantienen solitas, viven lejos (o tal vez en otro país), no se quejan… en fin, ¿No te parece fantástica una suegra así?
¡Despierta!
El último tipo de suegra de mi lista sólo lo podrás tener en tus sueños… o cuando se te muera, así que, ¿por qué mejor no relees esta lista otra vez, para que te vayas preparando si aún no la tienes, o para que identifiques a la tuya?
Recuerda: “El que se casa, casa quiere”, así que si estás considerando seriamente irte a vivir con los suegros, ¡PIÉNSALO BIEN! Porque no sabes con qué sorpresa te vas a encontrar una vez que vivas bajo el mismo techo de los padres de tu pareja.
Es mejor tener unos suegros simpáticos que visitas una vez cada 3 meses y en domingo (o en el cementerio), que unos viejos malnacidos criticándote todos los días por la manera en que llevas tu relación con tu pareja y crías a tus hijos. ¿No estás de acuerdo conmigo?
¿Será cierto ese viejo refrán que dice: “Dichoso Adán, que no tuvo suegra”? ¿Tú qué opinas?
Y, ¿qué tipo de suegra has tenido o tienes tú?
Muy bueno tu artículo, deberías hablar de algunas suegras muy "famosas" en la "ficción" (Como "Doña Tremebunda") hay varias...
ResponderEliminarGracias, Camilo! jejejeje, buena idea!
ResponderEliminar