Este post lo tuve mucho tiempo en borrador. Siempre le daba muchas vueltas, pero nunca le daba una forma definitiva. Ya es hora de que lo lean.
A los seres humanos nos encanta etiquetar todo. A todo le colocamos un adjetivo para clasificarlo en nuestras particulares “listas mentales”, morales o simplemente “listas sociales” de lo que creemos o no que está bien. ¡Es que nos encanta jugar a ser jueces! Y, obviamente, a tener la razón.
Tanto es así lo de “etiquetar todo” (hasta a las personas), que Internet, y particularmente las redes sociales y los blogs, han puesto más “de moda” eso de “etiquetar”.
A todo lo englobamos dentro de algo, dentro de un grupo, dentro de una lista, dentro de un tema, dentro de un hashtag. Y si tenemos prejuicios para con ese “grupo”, es peor la cosa. Más rápido etiquetamos, señalamos y segregamos a los que “pensamos” que no son “normales” como nosotros. Y es que las etiquetas pueden obedecer a infinitas razones, a saber: por política, por religión, por idioma, por equipo deportivo, por color de piel, por nacionalidad, por tribu urbana y por allí sigue la lista…
Y sí, ¡vamos! Que TODOS etiquetamos, todos prejuzgamos, todos señalamos eso que “nos parece diferente”, extraño, particular, dañino, ofensivo, gracioso y vaya Ud. a saber qué cosas más.
Ya mareados con este profundo análisis del “etiquetaje”, vamos al punto.
¿Eres lo que escuchas? O mejor aún, ¿somos lo que escuchamos?
Desde que tengo memoria, uno de los principales factores de “diferenciación” o etiquetado hacia las personas ha sido aquel definido por la música que escuchamos o que nos gusta.
Nuestros abuelos probablemente fueron “guaracheros”, nuestros padres muy seguramente fueron “hippies”… ¿y nosotros? Con seguridad hemos sido: “malandros” porque escuchamos salsa, “come gatos” porque escuchamos rock, “marihuaneros” porque escuchamos reggae, “cabrones” porque escuchamos vallenato, y un sinfín de etiquetas más.
Pero, ¿esto es necesariamente así?
Las clasificaciones por “tribus urbanas” son amplísimas. Y muchas de ellas van asociadas a una determinada manera de vestir y/o de comportarse que ERRÓNEAMENTE (pienso yo) a su vez se asocia con la música que escucha el individuo. Pero el tema de las tribus urbanas lo tocaré en otro post, no aquí.
Es por ello que vemos al reggaetonero con gorras puestas de una manera ridícula y collares más brillantes que la corona del Miss Venezuela, o al fanático del ska con zapatos de patente de color blanco y negro; o al rapero con una ropa 2 tallas más grandes que él.
Cosa que, hoy día veo como TOTALMENTE ABSURDA.
Es cierto, yo también etiqueto, ¡Y DE QUÉ MANERA! Si me siguen en alguna red social, saben que lo hago. Pero, ¿hasta qué punto es cierta y aplica la etiqueta?
¿Por qué me hago esta pregunta? Porque si bien es cierto que a mí particularmente me encanta el rock por sobre cualquier otro género musical, y también usé y uso franelas negras de grupos de rock, también es muy cierto que escucho otros géneros musicales muy variados y también uso corbata.
¿Eso me etiqueta o me “desetiqueta”?
¿Para ser rockero necesitas vestirte de negro, tener tatuajes y el cabello largo? Y cuando te ladilles de ese “estilo”, ¿Qué? ¿Es porque maduraste? ¿O creciste? ¿Necesariamente tenemos que vestirnos como el estereotipo de las personas a las que etiquetamos dentro de determinado género musical?
Es decir, ¿no podemos ver a una persona toda tatuada, con el cabello de color azul, escuchando a Rubén Blades en su iPod, por ejemplo? ¿Está mal eso? ¿Quién está equivocado? ¿El iPod? ¿Rubén Blades? ¿El pana todo tatuado? ¿Nosotros?
Es por eso que vuelvo al filosófico título del post: ¿Eres lo que escuchas?
Yo no sé qué música te gusta a ti, pero poniéndome nuevamente de ejemplo, puedes revisar en mi perfil de Last.fm lo variado de mis gustos musicales: AQUÍ. Según esto, ¿cómo me etiqueto?
Como vieron, yo escucho principalmente rock, aunque también adoro escuchar Y BAILAR salsa, me encanta el merengue, el pop, el ska, el reggae, y, ETIQUÉTENME si quieren, pero también me gustan algunas canciones de bachata, vallenato y reggaetón. ¿Eso me hace un tukky o un arroz con mango?
Me gusta la música folklórica de las distintas regiones de Venezuela y también de Colombia. Me fascinan las rancheras mexicanas, la samba, el bossa nova y el jazz; las gaitas escocesas y también la música hindú y árabe, entre muchos otros ritmos más. ¿Dentro de qué etiqueta me ubico?
Pero por favor, no me salgan con la estupidez que he leído muchas veces por allí en esas desdichadas BIO’s de Twitter que rezan: “Soy gurú del social media, le voy al Real Madrid, a los gloriosos leones del Caracas, soy simpático y soy ECLÉCTICO porque escucho todo tipo de música como Arjona y Maná.”
¡Un mamarracho como el antes mencionado no es ECLÉCTICO nada! Eso no es más que un tarado de los miles que hacen vida en Twitter o cualquier otra red social.
¿Qué opinas tú? ¿Eres lo que escuchas?
PD: También escucho Arjona, Maná… ¡y Adele!
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