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martes, 22 de septiembre de 2015

El lujo de enfermarse en Venezuela

De pequeño fui un niño enfermizo. De niño sufrí de asma y otras dolencias que me hicieron ser además de enfermizo, mimado y consentido.

Pero eso fue hasta los 13 años, cuando me desarrollé y me convertí en todo un adolescente pajizo y activo. Nunca más me enfermé de nada, ni de gripe. Y menos mal que hasta ahora ha sido así. Pero no soy una máquina, y en algún momento me tenía que volver a enfermar.

Todavía recuerdo a mi mamá, dándome cuanto remedio y guarapo había para curarme el asma. También recuerdo que en la 4ta República iba con ella al Seguro Social (IVSS) para que me atendieran y me dieran mis medicinas.

Recuerdo que en las antiguas salas de espera había aire acondicionado, te hacían una historia, te llamaban por parlantes con tu nombre y apellido, y te daban las medicinas, en frascos y cajitas con el logo del IVSS en blanco y azul. Nunca vi ni la bandera de Venezuela ni la cara del presidente de turno.

Los médicos y enfermeras eran venezolanos que te sonreían y se acordaban de tu nombre cuando los visitabas. Yo lo recuerdo. Nadie me lo contó. No lo imaginé.

Y así fue por mucho tiempo. Hasta que a un resentido militar de Barinas se le ocurrió la grandiosa idea de “liberar” y “despertar” a este oprimido pueblo.


Esta verga se acabó.

Recientemente me enfermé con Dengue. ¡Ah, enfermedad pa’ arrecha! Sólo quienes han padecido de este mal, saben lo que se sufre.

Pero debo decirles que lo arrecho de mi enfermedad no fueron los dolores en los huesos, las altas fiebres u otros malestares. ¡Qué va!

Lo peor de mi Dengue fue el hecho de tener que visitar un CDI y conseguir mis medicinas.

¡QUÉ REMALDICIÓN!

Atrás quedaron los tiempos en los que la medicina pública en Venezuela, con todo y sus defectos y falencias era buena.

Ahora uno ve mucha propaganda, muchos Médicos Integrales Comunitarios (QUE SON TODOS UNA MIERDA), mucha “soberanía”, pero los centros de salud son una mierda, atendidos por cubanos o mamarrachos mal hablados y MAL GRADUADOS. Ya he tenido malas experiencias con los famosos médicos cubanos, que una vez recetaron mal a mi pareja, y la intoxicaron con unos antibióticos. Fue peor (y más caro) el remedio que la enfermedad.

Les cuento un poco cómo fue mi experiencia de enfermarme en la Venezuela jodida del siglo XXI:

Estando con mi malestar del Dengue recurrí, como ya mencioné, al CDI más cercano a mi lugar de residencia. Ya antes había llevado a una de mis hijas por un dolor de estómago, y la atención fue rápida y diligente (extrañamente).

Pero esa misma “suerte” no la tuve yo. Cuando fui muriéndome con Dengue tenía 452.323.669.882 personas por delante. En la recepción del nosocomio había una desdentada que limpia y cocina en dicho CDI, pero que también funge como recepcionista, y te recibe con su amplia y hueca sonrisa para indicarte que tienes que esperarte, que el médico no vino hoy o que se fue la luz, que vengas mañana.

¡MALDICIÓN!


Los consultorios son un hueco mal iluminado, en donde no hay ni algodón. No hay aire acondicionado, los techos se están cayendo, llenos de filtraciones y las puertas y asientos están todos rotos o deteriorados.

Me refirieron a otros centros médicos del “sistema revolucionario de salud” para hacerme otros estudios que ellos allí no realizaban por no contar con los insumos necesarios. Tuve que recurrir a laboratorios privados y pagar por dichos exámenes, porque si no, aún estaría esperando que me atiendan.

Las enfermeras son cubanas, que están sentadas pintándose las uñas con sus patas sobre el escritorio, y si les dices que buscas al doctor tal, te dicen que lo busques tú o gritan como si estuvieran en una sabana.


Los médicos, si no son unos cubanos que no te entienden o tú no les entiendes, son unos recién egresados de las misiones esas que en 3 años “gradúan” a jóvenes, vendiéndoles una fantasía de que son “doctores”. ¡Qué engaño, para ellos y para el país!

Y es así como en mis muchas visitas, una vez mal diagnosticado mi Dengue, conté no menos de 5 “médicos” distintos, de Cuba y Venezuela, cada uno con un criterio y léxico distinto para mi enfermedad. Unos médicos que se contradecían unos a otros y que en sus caras noté claramente que no sabían qué decirme o qué recomendarme, más que tomar acetaminofén.

De hecho, lo más cumbre del asunto fue el día que, queriendo ser simpático con la “doctora” cubana que me atendió, le pregunté: “¿Qué cuidados debo tener con el Dengue?”

Y su respuesta fue: “Oye, chico, tú vives en un país tropical. Deberías saber cómo se trata y se previene el Dengue. Esa enfermedad aquí en tu país tiene años y no la han podido erradicar.”

Yo, cosa rara, me quedé callado. Pero pensando: ¡MALDITA SEAS, MATASANOS CUBANA! La próxima vez busco en Google y me ahorro la molestia de tener que verte la cara y oír tu maldito acento de isleño pata en el suelo.

No soy xenófobo. Pero no soporto que venga un mamawebo de otro país a hablarme mal y a quererme regañar, o a tratarme como si fuera un retrasado mental. ¡Retrasados son ellos, que son esclavos de su gobierno comunista!

En fin que, dicho y hecho.

Terminé buscando en Google y Wikipedia. Leyendo, documentándome más y mejor. Mi enfermedad ha sido controlada con reposo y dieta saludable, comiendo sopita de pata de pollo y otras cosas que curan esta enfermedad.


Y he tenido que ir un par de veces más a ese maldito CDI.

Pero de verdad que qué maldición son estos médicos cubanos, este “sistema de salud revolucionario”, estos mal llamados Médicos Integrales Comunitarios.

Enfermarse en este país y que te atiendan moderadamente bien de verdad que es una verdadera lotería.

¿Y conseguir las medicinas? Eso es otra odisea. No hay ni aspirinas en las farmacias.

De verdad que enfermarse en Venezuela es un lujo.

¿Cuándo se irá a curar Venezuela de este socialismo del siglo XXI?

6 comentarios:

  1. El calvario de enfermarse en este "país". Al menos corriste con la suerte de conseguir las patas de pollo. En mi caso particular tuve una necesidad similar, y la receta del médico fue sopa de pata de pollo. Pero, como siempre hay un pero en todo, terminé curándome solo ya que jamas conseguí las benditas patas...

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  2. Qué barbaridad! Ni las patas de pollo las conseguiste?!?!

    ¡Viva Chávez, nojoda!

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  3. Tus maldiciones le restan mucho al contenido y a mi parecer particular no son necesarias a la hora de demostrar algún sentimiento semejante.

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    1. Es recomendable leerme con un frasco de agua bendita y un escapulario en la mano... porsia!

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  4. Actualmente es mas fácil conseguir balas que insulina. ¿Que hacemos con los Diabeticos, los matamos?

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    1. Deberíamos simplemente dejarlos morir... es más barato.

      Conozco a muchos diabéticos que votaron por Chávez y Maduro... ¡que se mueran!

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